jueves, 16 de junio de 2011

"UNA PALABRA PARA TI"

Carlo M. MARTINI. Una Palabra para ti. Páginas bíblicas para los más pequeños. Khaf, Madrid, 2011© Recensión de FR Sylvestre ZONGO

Parte I
El libro de nuestra recensión es una obra del Cardinal Carlo M. Martini que tiene como titulo “Una Palabra para ti”. Es una obra digna de confianza por su autor más conocido y por su experiencia en la vida en la sociedad y en la Iglesia.
En el prólogo el autor subraya la dificultad de dar catequesis a los niños, sobre todo difícil por ellos que no están acostumbrados. Eso, porque hay que hacerse niño, entrar en su mundo para comprenderle. Él, a su edad siente la necesidad de ofrecer algo precioso como herederos. “Todo lo que de hermoso se ponga en el corazón de un pequeño hombre, hará de él un gran hombre con el corazón de un niño”. Organiza su trabajo en torno a siete valores indispensables que pueden ayudar a crecer más fuertes y felices.
El primer valor que quiere transmitir a los niños es el perdón. Empieza por la realidad de violencia en la que vivimos que parece concernir sólo a los mayores para decir al niño que el tema de perdón es para él también. De aquí, parte de la relación del niño con sus padres para enseñarle que Dios es amor para el hombre rebelde. Por eso ha enviado a su Hijo a una familia humana donde ha crecido y ha anunciado a los hombres que Dios les ama. Por el texto de Mt 5,38-48, les enseña las exigencias del perdón, sus dificultades y su relación con el Amor y lo que es perdonar. A través de la narración de la parábola del “hijo pródigo” les enseña la gratuidad del perdón. Al mismo tiempo indica, por la parábola de los dos hombres en oración en el templo, la necesidad de perdonar.
El segundo valor enseñado es la amistad. Dice que la amistad, como el perdón, es uno de los muchos modos de quererse. Tomando el ejemplo de las relaciones en familia muestra a los niños lo que es la amistad. En el Evangelio, Jesús ha tenido amigos. Su amistad con Lázaro hizo la cosa increíble. El autor dice a los niños que Jesús tenía sus amigos íntimos y les quería. Con las narraciones del evangelio de Juan (13,12-20; 15,12-15; I S 18,1-5) les presenta el amor, el servicio, la franqueza como puntos claves de la amistad.

Parte II

El tercero valor que el Cardenal quiere reflexionar con los más pequeños es la libertad. Les dice lo que es la verdadera libertad que es hacer ver a los demás que no somos perfectos y podemos ser estupendos, aunque no siempre. A partir de su experiencia con personas encarceladas les muestra que toda persona puede ser libre. También les muestra en situaciones familiares que la libertad no es ser independiente de sus padres sino que viene del corazón. Con las cartas de Pablo a Filemón y a los habitantes de Galacia, enseña a los chicos que la libertad es tener un corazón sin rabia, sin odio, capaz de perdonar y dejarse perdonar.
El autor, tomando las películas de dibujos animados, películas propias de los niños, les explica lo que es la valentía como cuarto valor que les propone. Luego, les presenta Jesús como modelo de persona valiente. Así lo hace tomando el ejemplo de su entrada en Jerusalén (Mc 11, 1-9), de su cercanía a las personas marginadas por la sociedad (Mc1, 40-44) y por los más débiles (Hch 15, 30-40).
Tomando un ejemplo sobre el dolor debido a la traición de un amigo, el Cardenal habla de la lealtad como quinto valor indispensable en la educación. Para él la infancia es un recinto de inocencia y de lealtad. Es la capacidad de tener un amor puro sin doble sentido. Les muestra la imagen de personas leales en la Biblia: David (1 S 29,5-11), Salomón (1 R1, 49-53), José (Gn42, 7-17). Les da también la imagen de una persona bíblica al que le has faltado este valor, Judá (Mc14, 10-11.17, 21.43-46). Así les explica que ser víctima de traición debe ser un medio para crecer y no de desánimo (2co 2,14-17). Su mensaje fínale es enseñar a los niños a ser fieles a la Palabra de Jesús.


Parte III

Les enseña también a orar. Por eso les presenta Jesús en oración. Jesús se levanta de temprano y busca un lugar apropiado para la oración. Todo el día ora y la noche también. (Mc1, 35-39; Lc 6,12; Lc 3,21-22). Jesús ora alguna vez en voz alta (Jn, 11,41-42). Los frutos de la oración son la tranquilidad, serenidad, la Paz. De ahí les dice que la oración es el contacto con Dios y les invita a la oración espontánea a partir de la Palabra de Dios. Hablar como hablan sus amigos, a sus padres o abuelos. Les propone un esquema de oración personal: silencio, acción de gracias, reconocimiento de sus pobrezas, recitar lentamente un salmo (42-43; 139).
El último valor que enseña el cardinal Martini es la paciencia. Para él, la paciencia es la capacidad de reaccionar de manera madura y responsable ante las dificultades. Aquí también les propone la imagen de Jesús como ejemplo (1P 2,23; Mt27, 12-14; MC 15,39). Les presenta también la imagen de los apóstoles (Hch 5,45; 14,19-20). No es un valor sólo para personas mayores sino también para los niños. En las relaciones entre él y sus hermanos o sus compañeros debe cultivar la paciencia.

Parte IV
Este libro, creemos que está adaptado a la comprensión de los niños. En efecto los temas que el autor ha elegido son la clave para la educación hoy. Los temas corresponden a la edad de 8 años y más. Los niños viven en el mismo mundo que nosotros. Ven lo que pasa en torno de ellos. Crecer en este ámbito sin comprender lo que viven, lo que deben hacer, puede ser más fatal para el futuro. Por ejemplo un niño en un país de violencia que ve morir a sus padres con sangre ¿qué puede esperar del futuro? Por tanto, son muchos los niños víctimas de la violencia, del sufrimiento. Uno de los papeles de la catequesis de la infancia debe permitir al niño crecer con la sensibilidad de Cristo. Es lo que el autor ha intentado desarrollar.
Sin embargo, esta manera de plantear la educación puede también contribuir a destruir la vida de un niño. Esto porque el libro nos parece hecho para los niños de una cierta categoría. Es decir, niños que viven en una familia ideal donde las relaciones entre los padres son buenas que tienen abuelos. Constatamos que en nuestra sociedad y en toda la sociedad es difícil tener familia así. Comparar las relaciones de los padres a las de Dios, puede ser fatal para una catequesis del niño. Por ejemplo, hablar a Dios como se habla a nuestro padre o a nuestra madre depende de las relaciones que existen entre el niño y sus padres.
Creemos que a la hora de la catequesis, el catequista debe ser una persona creativa, que sepa adaptar lo que propone este libro a sus destinatarios. Lo que necesita de él, es conocer a los niños y a su familia para que el mensaje le ayude.